¿Ya es 2022?
Sólo hice un propósito para este 2022: no llegar al límite de mis fuerzas. Espero lograrlo, ya que el año pasado, acabé tan cansada que sentía que en diciembre pasado estaba en modo automático; apenas cumpliendo por necesidad. Hace un tiempo quería contarles porque me alejé del blog, pero no tenía energía. Este post lo había postergado, quizá demasiado. Necesitaba tiempo y no sé si ha sido suficiente, aún me pregunto si me siento mejor y aún me respondo con evasivas. Pero hay que empezar de algún modo, ¿cierto? Cierto.
Recomenzar el año con un fardo lleno de cansancio en la espalda, no ha sido fácil. Pero “tuviste vacaciones” podrían decir y efectivamente: sí, tuve días libres, pero los días no alcanzaron. Los últimos meses de 2021 fueron como avalancha. Hasta antes de las vacaciones de fin de año, tuve un tic ocular recurrente.
Mi ojo saltó, mi párpado tembló por varios minutos. Ahí estaba, sentada, esperando que pasara y recapitulando el por qué del repentino espasmo ocular. De repente pasaron frente a mí, las imágenes, las sensaciones que moldearon mi agotamiento: el estrés acumulado de semanas, los pendientes interminables, los sustos, las tareas sin realizar y la culpa de no terminar. Todo lo anterior se presentó en mi rostro en forma de tic nervioso. Ese proceso desembocó en una de las cosas más extrañas que he experimentado: el vértigo. Sentirme mareada apenas levantarme o despertarme a causa del mismo, no poder agacharme y/o tener miedo de caerme. Esa consecuencia del estrés y la ansiedad nunca la esperé y sin embargo, ahí estaba.
Traté de respirar, por supuesto, de distraerme, de platicar cómo me sentía y al fin cedió el intenso parpadeo y hasta cesó el mareo. Pero la acumulación de cansancio se presenta y expresa en diferentes formas y la que antecede al malestar físico es la falta de concentración. A veces prendía la computadora con ganas de poder escribir estas palabras, para dejarlas ir. Muchos días frente a la pantalla, sintiendo frustración por no adelantar en la escritura. Incluso iniciar/terminar este post para el blog se alargó por meses.
No me malinterpreten, he podido sacar los pendientes más urgentes y lo que me ayuda cotidianamente, es la red de apoyo con la que afortudadamente cuento. Pero a veces, quisiera no sólo tener fuerza para una semana mínima y poder centrarme en disfrutar y dedicar más tiempo a otras actividades. Justo este es un pequeño recordatorio: merecemos descansar y lo necesitamos.
Les comparto algunas cosas que me ayudaron a transitar por esos meses:
- Hablar con mis afectos y recibir palabras de aliento
- Ver series y escuchar discos con mi pareja
- Desconectarme de las redes sociales y alejarme de las pantallas
- Leer me ha permitido distraerme cotidianamente
- Ver anime los domingos con mi hermana y hermano
- Cuando los contagios estuvieron más bajos, pude reencontrarme con amigues entrañables que no había visto en dos años
- Atenderme. El año pasado enfrenté los problemas de salud que había ignorado
- Hacer ejercicio y escuchar música y podcasts
- Comer chilaquiles
De antemano sé que al tener todas esas facilidades, soy privilegiada. Muchas no tienen la posibilidad de contar con redes de apoyo o con el tiempo necesario para descansar. A veces, yo misma ignoraba las señales del agotamiento y me sentía triste; en esas veces, lo que más me ayudó, fue pedir ayuda. Porque una no puede sola con todo. Espero que si están abrumadas, puedan acercarse con alguien que les tienda la mano.
Siempre hay tiempo para recomenzar y así inicia Escritura Situada este 2022. Espero que este año traiga menos preocupaciones y más satisfacciones. Espero escribir más seguido y de forma más sistemática este blog. Tengo varias entradas a medias y quisiera completarlas. Este primer trimestre del año, modificaré desde la plataforma que aloja esta página hasta la terminación del dominio. Ojalá me acompañen en estos cambios. Si quisieran compartir algo, escríbanme al correo electrónico, será un gusto leerles.
Agradezco el tiempo que has dedicado a estas palabras y nos vemos pronto.