Los libros que me dejó la primavera del 2021
Estos meses, intenté involucrarme en varios retos de lectura, como aquel que hice en diciembre, pero no resultó, principalmente por lo abrumador del trabajo. A veces, solo tenía unos minutos cada día para abrir los libros. A pesar de todo, tuve la fortuna de leer algunos textos que me dejaron varias sensaciones. Déjenme platicarles lo que leí este período: dos biografías, tres libros estupendos sobre mujeres en entornos opresivos y una trilogía de textos de fantasía. Ahora les cuento y recomiendo.
Desde hace tiempo tenía la biografía de Leonora Carrington como pendiente en mi fila de libros, ya que, aunque siempre me había gustado su obra sólo desde que tuve la fortuna de visitar el museo dedicado a ella en San Luis Potosí, quería saber más. Leí Leonora escrita por Elena Poniatowska, quien relata de forma muy ágil, la vida de Carrington desde la infancia en Inglaterra, su despertar como artista, su inmersión en el surrealismo, su relación con Marx Ernst, los convulsos años de la segunda guerra mundial, su internamiento en España y su exilio a México acompañada de Renato Leduc. Me gustó enterarme en particular sobre sus escritos, además de la pintura y su amistad con Remedios Varo y Katie Horna. La verdad, encontré muchos datos en el libro que me motivaron a descargar y comprar otros textos relacionados, que iré leyendo pronto y que quizá recomiende por esta vía. ¿les gustaría enterarse cuáles fueron?
Para seguir con las biografías, leí La danza de mi muerte escrito por Sandra Frid, dedicada a la vida, pero en particular al asesinato de Nellie Campobello. Este texto en particular me dejó un poco perturbada, ya que se centra en los años en que a Nellie la mantuvieron secuestrada y cuenta cómo y quiénes la fueron despojando de su patrimonio. Es abrumador, hace años una profesora que admiro mucho me recomendo leer “Cartucho” de Nellie Campobello por la forma de narración y ahí encontré a uno de mis personajes preferidos. Es doloroso acercarse a la autora a través de la tragedia y reconocer que es un problema extendido en México, por la impunidad en múltiples casos.
Recomiendo también algunos textos de Tanya Huntigton si quieren saber un poco más sobre Campobello, sobre su lamentable secuestro y sobre la forma en que su ex alumna y el marido de ésta la aislaron de todo y todos, en el texto La señorita Nellie está dormida. El libro de Frid permite reflexionar sobre la violencia en la vejez y es pertinente, justo ahora que hace unas semanas se conmemoró el día mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez.
Leí tres libros que abordan de forma magistral distintas opresiones que experimentan/experimentaron mujeres en diversas latitudes y épocas. El libro Ellas Hablan escrito por Miriam Towes esta inspirado por una historia real, que es también una historia de terror que ocurrió en Bolivia: Durante años en una colonia menonita, niñas y mujeres eran violadas por hombres de su comunidad, incluso parientes, que les administraban anestésico para animales. Antes de descubrirlo, las agresiones se atribuyeron a fantasmas y demonios, una especie de “castigo” a las mujeres por sus pecados. En el libro de Towes se retoma el hecho y a través de los personajes femeninos conocemos las tramas patriarcales que atan a las mujeres en esas comunidades. Además, la autora presenta interrogantes sobre la violencia, los vínculos fracturados, las familias y la comunidad.
Otro texto que leí – creo tardíamente, porque desde hace diez años me lo recomendó una profesora – fue El tapiz amarillo de Charlotte Perkins Gilman. La autora narra la historia de una mujer con depresión post-parto y a través de elementos propios del terror cuenta el traumático tratamiento que era recetado a las mujeres con esa condición en el S. XIX. El texto es muy conciso y sigue una inspiración autobiográfica, nos muestra las prohibiciones y el constante tutelaje contra sus deseos al que es sometida la protagonista y cómo la escritura (en secreto) es su único medio de desahogo para expresar sus aflicciones ante el encierro y el despojo.
El último libro, en esta misma tónica, que tuve la fortuna de leer fue El Consentimiento escrito como autobiografía por Vanessa Springora en el cual denuncia el abuso que sufrió cuando tenía trece años por parte del también escritor Gabriel Matzneff que en ese entonces tenía cerca de 50 años. Springora relata, en primera persona, el abuso y lo vincula con una crítica social sobre la las instituciones encargadas del cuidado de los menores, la industria editorial por tolerar la pederastia e incluso a la intelectualidad francesa de la época por justificarla. Un texto necesario.
Disfruté leer la trilogía de la materia oscura de Philip Pullman, aún no he visto la adaptación a la serie pero confío que me gustará si conserva al menos 30% de todo el material de los libros. Es una historia con múltiples referencias, personajes y mundos, que uno va descubriendo al acompañar las aventuras de Lyra Belacqua. Me gustaron mucho los primero dos libros y el tercero sentí que estaba en un remolino por lo rápido que se iban cerrando las tramas. La crítica a las instituciones eclesiásticas y la aparición de los daemonios son de las cosas que más me gustaron de la trilogía. La idea del daemonio viene de un concepto que en la Grecia clásica podía hacer referencia a un ser divino indeterminado y que, dependiendo de diferentes autores, era un protector, un intermediario entre la humanidad y los dioses y hasta un acompañante en el inframundo.
Espero que encuentren estas recomendaciones interesantes, cuéntenme si ya leyeron alguno de los textos mencionados y si no, cuál les llamó más la atención, me gustaría leerlas. En retrospectiva, no sé cómo pude leer con tanta “chamba”, la verdad es que apenas si tenía tiempo para ir sacando los pendientes cotidianos. Pero encontré en ciertas lecturas, un refugio para estar, cuando me sentía más abrumada.
Agradezco el tiempo que has dedicado a leerme y nos vemos la próxima semana.